Y muchas cosas me recuerdan ati.

Ahí momentos en los que sin más, miras a algo, y ese algo te recuerda a alguien. Y entonces sonríes. Sonríes porque te gusta que eso te lo recuerde. Es algo que os une. Algo que teneis en común. Y entonces, cojes el móvil y buscas su número. Le llamas, simplemente porque te apetece oir su voz. Porque te das cuenta de que le hechas de menos. Y cuando suena el último pitido, y oyes su voz, el corazón te da un vuelco. Sigue siendo la misma voz. Y sonríes para ti misma, y saludas. Hablais, y después de hablar te arrepientes de haber colgado, porque te hubieras quedado hablando con él horas y horas. Y después, te conectas y te saluda. Y de nuevo esa sonrisa, el dice que te hecha de menos, tu continuas. La despedida es larga, y despues del beso aparecen unos puntos suspensivos...y más tarde, un te quiero. Ese te quiero que siempre salía de su boca. Ese te quiero que te decía cuando te abrazaba. Simplemente, es él. Todo de él es especial. Todas sus palabras te hacen sonreir porque para ti siempre será él. El chico que nunca se separó de tu lado, por lejos que estuviera, pero que siempre estuvo ahí.